Después de un nuevo madrugón llegamos a Viveiro poco antes de las 8 de la mañana. Este año eramos casi tantos como las 2 primeras ediciones juntas y eso se notaba en la plaza.
En la salida ya hicieron un par de grupos. Por mi parte salí con calma porque sabía que la primera parte de la carrera era la más dura. Una vez llegado al cortafuegos me lo tomé con calma pero aún así noté las piernas bastante pesadas.
Una vez hecho lo peor tocaba recuperar un poco en la bajada. A partir del km 6 me empezaron a dar ganas de vomitar. Por la cabeza ya me pasaba la idea de abandonar pero conseguí reponerme después de 2 km. Durante ese tiempo se me fue el grupo en el que iba y me quedé en solitario.
Después de un rato hablando conmigo mismo decidí tomármelo con calma y al menos intentar acabarla. Con la segunda subida empece a encontrarme mejor. Poco a poco fui cogiendo a la gente que se me había escapado hasta llegar a junto Miguel. Desde ahí fuimos un rato juntos hasta que tuve hacer una parada técnica en el km 20. En ese momento perdí uno de los guantes que llevaba y entre una cosa y otra ya me había vuelto a quedar solo.
En ese momento me volvió a dar un bajón. Seguía corriendo pero iba pensando en demasiadas cosas. Un chico me cogió e hicimos juntos lo que quedaba hasta el control intermedio, donde tenía pensado parar si estaba Nati.
Al ver que allí no había nadie seguí pensando en que si no la veía hasta el siguiente avituallamiento ya era mejor acabar, pero por suerte o no en 500 m me la encontré con Leonor.
La verdad es que de piernas estaba muy bien pero cuando la cabeza no quiere esta fastidiado. Me quedé con ellas 10´y después nos fuimos para meta.
Ahora creo que lo más importante es intentar cambiar el chip, acabar una carrera y volver a encontrar ese punto que me falta. Ya habrá tiempo de exigirse más.
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